Fui a Popayán el sábado y regrese hoy, fui con Diego a visitar a Alvaro (son hermanos)... me sentí muy ajeno a ese medio. Alvaro produce, trabaja, y no quiere saber nada de nuestro ocio calentano. Al final (domingo en la tarde), nos echo como a perros, cosa que me dejo algo impactado, siento que aunque diego y yo en combinación le fuimos desagradables, no merecíamos ese trato y sinceramente me dan ganas berrinchudas de no volverle a hablar. No entiendo que paso, si lo que hizo fue resultado de un malgenio momentáneo o de alguna convicción a la que llego con tiempo extenso de reflexión; en el primer caso: él llego a su taller esperando que nosotros igual que él íbamos a sentir ese animo que le da estar en Popayán, y en consecuencia nos íbamos a poner a trabajar todo el domingo, pero Diego venia con una arraigada idea de descanso, creo que pensaba que se lo merecía acabando de salir de una buena temporada para èl donde trabajo mucho e hizo algunos pesitos creo que pensaba hasta turistia