Ciertas impresiones nos llevan a escribir. También lo hacemos a veces por un sentimiento de deber que dicta el afán social de ser “artistas”, entiéndase por artista: modificador individual de los esquemas de convivencia. Ahora siento que cierta gente espera que yo escriba. Estuve en Bogotá anteayer, vi a Diego y me dijo que el pintaba para no matar, él es un amigo tardío en mi vida, Álvaro lo encontró tirado hace algunos años en el sitio llamado “la gruta” en Cali, y lo recogió… bueno siempre que pasaba por ahí lo recogía y luego lo volvía a tirar, al final sus padres(los de Diego) le restablecieron el apoyo… ¿Saben una cosa? Estamos en una época en que los antiguos pertenecientes a la clase media colombiana vivimos de las pensiones de nuestros padres, solo unos pocos decidieron no hacerlo y tuvieron que irse al extranjero a trabajar (es mejor lavarle los platos y la mier… a los gringos que a otro indio como uno). Los hijos de la clase baja trabajan mucho y aportan para un fondo de